Cinco excursiones desde Osaka para hacer en un día

Osaka es el corazón del oeste de Japón, pero si tienes tiempo, hay mucho más por descubrir a su alrededor. Tanto paisajes urbanos con historia como islas dedicadas al arte, estas son nuestras cinco excursiones favoritas para una escapada de un día para explorar lo mejor de Kansai y más allá.
Kobe, mar y carne de wagyu
Pero lo mejor llega al plato: la legendaria carne wagyu de Kobe es una experiencia obligatoria por su textura inigualable. Y si buscas una buena foto, el Monte Rokko tiene unas vistas de la bahía que brilla como un mar de luces al atardecer.
Kobe Harborland y la Torre de Kobe
Este distrito frente al mar es perfecto para un paseo relax. La icónica Torre de Kobe se reconoce por su estructura roja y sus vistas 360. Además, es el mejor lugar para contemplar la bahía. Cuando cae la noche, el skyline iluminado es una postal inolvidable.
Pasea por Kitano y sus casas de estilo occidental
El barrio de Kitano Ijinkan fue hogar de comerciantes extranjeros en el siglo XIX y hoy conserva sus elegantes casas de madera con aire europeo. Algunas se pueden visitar por dentro y cuentan historias curiosas de quienes vivieron allí.


El barrio chino de Kobe (Nankinmachi)
El barrio chino de Kobe es un regalo para los sentidos, especialmente el del gusto. Aquí puedes probar sheng jian bao, unos bollos rellenos de carne que se cocinan al vapor y se fríen, o el popular nikuman (pan al vapor con carne). Tienes que venir si te gusta la comida callejera.
Arima Onsen, el balneario secreto de Kobe
A solo 30 minutos del centro, Arima Onsen es uno de los balnearios más antiguos de Japón. Sus aguas termales, conocidas como Kinsen (agua dorada) y Ginsen (agua plateada), tienen propiedades terapéuticas. Si quieres acabar el día con un buen baño caliente, este es el sitio perfecto.


Ikuta Jinja
Este antiguo santuario sintoísta, fundado hace más de 1.800 años, es un lugar en el que encontrar algo de paz entre tanta emoción. Su torii rojo y su entorno natural hacen que sea el lugar perfecto para la necesaria parada para coger aire antes de seguir explorando.
La carne de Kobe
No puedes irte de Kobe sin probar su carne wagyu (obvio) que es famosa por su textura suave y sabor intenso. En la ciudad hay restaurantes especializados donde te la preparan al momento en teppanyaki, con chefs cocinando frente a ti. No es barato, pero cada bocado lo vale.


Koyasan, la cuna del budismo japonés
Situado en la cima de una montaña y rodeado de un denso bosque de cedros, este enclave sagrado es el corazón del budismo shingon y uno de los lugares más espirituales de Japón. Aquí el ritmo es otro: el incienso flota en el aire, los monjes pasean en silencio y la historia se respira en cada templo.
Aquí puedes dormir en un shukubo (templo alojamiento), participar en la meditación matutina de los monjes y probar la shōjin ryōri, la cocina vegetariana tradicional.
Caminar por el cementerio Okunoin, con miles de lápidas cubiertas de musgo y la tumba de Kūkai (Kobo Daishi), es una experiencia mística, especialmente al anochecer.
Dormir en un shukubo
En Koyasan no solo puedes visitar templos, puedes dormir en uno. Los shukubo, o templos alojamiento, te permiten experimentar la vida monástica de la forma más auténtica posible. No esperes lujos ni comodidades de hotel: las habitaciones son sencillas, con futones sobre tatamis, paredes de papel y una calma absoluta que se siente hasta en los huesos.
La experiencia empieza con la cena shōjin ryōri, la cocina vegetariana de los monjes. Platos sin carne ni ajo, pero con tanto sabor que ni los echarás en falta: tofu casero, verduras de montaña, sopa de miso y brotes de bambú preparados con cuidado. Al amanecer, el sonido de un gong marca el inicio de la ceremonia budista matutina.
Si tienes tiempo, en algunos templos tienes meditación zazen o actividades como la caligrafía de sutras, donde puedes escribir textos sagrados con pincel y tinta.


Okunoin, el cementerio más impresionante de Japón
El camino lleva hasta el mausoleo de Kobo Daishi, el monje fundador del budismo shingon. Dicen que no murió, sino que sigue en meditación eterna, y por eso siempre hay monjes llevándole comida como ofrenda.
Si puedes, ven al atardecer. Ya que a medida que cae la noche, las linternas de piedra se iluminan y la aura crece aún más.


Los templos de Danjo Garan
Danjo Garan es uno de los complejos de templos más antiguos de Japón. Se dice que cuando Kobo Daishi decidió fundar la comunidad budista en la montaña, lanzó su bastón y este cayó aquí, marcando el lugar donde debía construirse el centro espiritual.
El símbolo del lugar es la pagoda Konpon Daitō, un edificio rojo imponente que representa el universo en la visión budista. No importa desde dónde la mires, siempre sale de su lado bueno. Junto a ella, el Kondō es la sala principal donde se celebran ceremonias budistas y donde puedes ver algunas de las estatuas más impresionantes de Koyasan.
El ritual de fuego Goma-kito
El budismo shingon tiene una relación especial con el fuego, y en Koyasan puedes presenciar uno de sus rituales más impactantes: el Goma-kito. En esta ceremonia, los monjes encienden una gran hoguera en el interior del templo y arrojan tablillas de madera con deseos escritos por los visitantes. Mientras el fuego crece, entonan mantras rítmicos y golpean tambores que resonarán en tu pecho.


Pasea por la calle principal
Antes de despedirte de Koyasan, date un paseo por su pequeña calle principal. Aquí encontrarás tiendas de incienso, amuletos y artesanías relacionadas con el budismo. Es el sitio perfecto para llevarte un omamori (amuleto de la suerte) bendecido por los monjes o un pequeño jizo de piedra, como los que protegen a los viajeros en el cementerio Okunoin.
Prueba el kakinoha sushi
Y ya que estás, prueba el kakinoha sushi, una especialidad de la zona. Se trata de sushi envuelto en hojas de caqui, que le dan un toque de sabor especial. No se come caliente ni recién hecho, sino que se deja reposar para que el arroz y el pescado absorban el aroma de la hoja.


Himeji, samuráis y jardines
A menos de una hora de Osaka, Himeji es una parada obligatoria si te gusta la historia y la cultura japonesa. Su famoso castillo, Patrimonio de la Humanidad, es el mejor conservado del país y una muestra viva del Japón feudal. Pero Himeji no es solo su castillo: aquí también puedes pasear por jardines tradicionales, descubrir templos y disfrutar de miradores con vistas espectaculares.
El castillo de Himeji
El Castillo de Himeji es una de las joyas arquitectónicas de Japón. También conocido como el "Castillo de la Garza Blanca", su estructura blanca brillante parece sacada de un cuento. Además, el castillo es enorme y está lleno de pasadizos, puertas ocultas y defensas tácticas diseñadas para resistir ataques. Al recorrer su interior, descubrirás suelos de madera crujientes, paredes reforzadas y habitaciones donde vivían los samuráis. La subida a la torre principal es empinada, pero la vista panorámica desde la cima vale cada escalón.
Jardines Kokoen
Este conjunto de jardines japoneses recrea el estilo de la era Edo, con estanques llenos de carpas koi, pequeños pabellones de té y senderos de piedra rodeados de árboles cuidadosamente podados. Es el lugar perfecto para descansar después de la visita al castillo.


El Monte Shosha y el Templo Engyoji
A las afueras de Himeji, el Monte Shosha alberga el Templo Engyoji, un monasterio budista con más de mil años de historia. Este lugar, rodeado de naturaleza, es conocido por haber sido escenario de la película El último samurái. Se puede llegar en teleférico y después caminar entre pabellones de madera y caminos de cedros centenarios.
Otemaedori y la gastronomía local
Desde la estación hasta el castillo, la calle Otemaedori está llena de tiendas y restaurantes donde probar especialidades locales. Aquí puedes degustar Himeji oden, un guiso de pescado y tofu con un toque de jengibre, o probar el anago meshi, un bol de arroz con anguila a la parrilla.


Hiroshima y Miyajima
Hiroshima resurgió de sus cenizas para convertirse en un símbolo de paz. La visitarás por la historia y volverás por la gastronomía. No puedes irte sin probar el okonomiyaki al estilo Hiroshima, un plato que es un ritual para los sentidos. A pocos minutos en ferry está la isla de Miyajima, famosa por el torii flotante del santuario Itsukushima.
Visita el Parque Memorial de la Paz
Aquí se encuentra el Domo de la Bomba Atómica, el único edificio que quedó parcialmente en pie tras la explosión de 1945 y que se conserva como símbolo de la memoria. El Museo de la Paz, con documentos, objetos y testimonios de los supervivientes, es una visita dura pero necesaria para comprender la historia de la ciudad y su mensaje antibelicista.
El Castillo de Hiroshima y sus jardines
Aunque es una reconstrucción, es un lugar ideal para aprender sobre la historia samurái de la ciudad. Su interior alberga un museo sobre los castillos japoneses y la cultura feudal. Desde lo alto de la torre principal, las vistas de la ciudad y el río Ota son impresionantes. Alrededor del castillo, los jardines Shukkeien son una maravilla para una pausa antes de continuar la excursión.


Miyajima su torii flotante
Miyajima es una de las islas más bellas de Japón. Su gran icono es el torii flotante del Santuario Itsukushima, que parece emerger del agua cuando la marea está alta. Este santuario, también declarado Patrimonio de la Humanidad, es una maravilla arquitectónica construida sobre pilares de madera. Al caer la tarde, el paisaje cambia por completo y el torii iluminado se refleja en el agua.


Sube al Monte Misen
Para ver Miyajima desde lo más alto, puedes subir al Monte Misen. Se puede llegar en teleférico o, si te animas, a pie por un sendero que atraviesa un bosque lleno de templos. Desde la cima, las vistas del Mar Interior de Seto y las islas cercanas son espectaculares.
Especialidades locales: okonomiyaki y ostras
En Hiroshima no puedes irte sin probar su okonomiyaki, una versión del icónico plato japonés con capas de fideos y col que se cocina en plancha. En Miyajima, las ostras a la parrilla son una de las especialidades más populares, perfectas para acompañar con una cerveza local o un sake caliente.


Naoshima, la isla del arte
Naoshima es una isla diferente a cualquier otro lugar en Japón. Conocida como la "isla del arte", aquí los museos se mezclan con el paisaje y las esculturas al aire libre aparecen en cada rincón. Si te gusta el arte contemporáneo, la arquitectura minimalista y los entornos naturales, esta excursión es perfecta para ti.
Las calabazas de Yayoi Kusama
Nada más llegar a Naoshima, te recibirá una de las esculturas más icónicas de Japón: la calabaza amarilla de Yayoi Kusama. Ubicada en un muelle solitario, es el símbolo de la isla. También hay una versión roja con lunares negros en el puerto de Miyanoura, que puedes visitar antes de comenzar tu recorrido.


Visita el Chichu Art Museum
El Chichu Art Museum, diseñado por Tadao Ando, es una obra de arte en sí mismo. Construido bajo tierra para no alterar el paisaje, sus salas están iluminadas únicamente con luz natural. Aquí puedes ver obras de Claude Monet, James Turrell y Walter De Maria, en un ambiente que cambia según la hora del día.
Benesse House Museum
El Benesse House Museum combina un museo de arte contemporáneo con un hotel de lujo. Sus habitaciones tienen vistas al mar y a las esculturas al aire libre que decoran la isla. Aunque no te alojes aquí, puedes recorrer sus salas y admirar obras de artistas de renombre internacional.


El Art House Project en el pueblo de Honmura
En el pequeño pueblo de Honmura, varias casas tradicionales han sido convertidas en instalaciones artísticas. En cada una, se han intervenido la arquitectura y el espacio de diferentes formas. Destacan la Casa Kadoya, con su piscina de LED iluminada, y la Casa Minamidera, donde una obra de James Turrell juega con la luz y la percepción.


Naoshima Bath
Para terminar el día, nada mejor que un baño en el Naoshima Bath "I♥湯", una casa de baños japonesa diseñada con un toque excéntrico. Su decoración combina mosaicos coloridos, collages surrealistas y elementos kitsch que hacen de la experiencia algo completamente único en Japón.
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