Excursión de un día a Hiroshima y Miyajima desde Osaka

04.03.2025
Jardines Shukkeien en Miyajima
Jardines Shukkeien en Miyajima

Si estás en Osaka y tienes un día extra en tu viaje, hacer una excursión a Hiroshima y Miyajima es una opción increíble. Historia, resiliencia y uno de los paisajes más icónicos de Japón te esperan en un día que no olvidarás

Cómo llegar a Hiroshima desde Osaka

La mejor manera de viajar a Hiroshima desde Osaka es en tren bala (Shinkansen). El trayecto dura aproximadamente 1 hora y 30 minutos en el Shinkansen Nozomi o Mizuho (no incluidos en el Japan Rail Pass) o 1 hora y 45 minutos con el Sakura o Hikari (incluidos en el JR Pass).

Desde la estación de Hiroshima, puedes moverte fácilmente en tranvía o tomar un autobús turístico.

Primera parada: Hiroshima

Hiroshima es una ciudad que ha sabido reinventarse sin olvidar su pasado. Algunos de sus espacios recuerdan el impacto de la bomba atómica de 1945, pero también visitarás una ciudad que rebosa rincones llenos de vida en los que es un placer perderse. Te recomendamos:


Parque conmemorativo de la paz

Lo mejor es comenzar el día temprano en el Parque Conmemorativo de la Paz, el corazón de Hiroshima. Desde la estación de tren, se puede llegar en tranvía o autobús en unos diez minutos. Nada más entrar al parque, la atmósfera cambia. Es un lugar tranquilo, diseñado para la reflexión, donde cada monumento tiene un mensaje de paz.

Cúpula de la Bomba Atómica

El primer punto de referencia es el Atomic Bomb Dome, uno de los pocos edificios que resistió la explosión del 6 de agosto de 1945. Originalmente era la Sala de Promoción Industrial de Hiroshima, y tras la bomba quedó en ruinas, pero se decidió conservarlo como estaba. Caminar a su alrededor permite ver los restos estructurales tal como quedaron, con sus paredes de ladrillo y la cúpula de hierro retorcido. Este es el lugar donde la historia se hace más tangible

Vista aerea de la Cúpula de la Bomba Atómica
Vista aerea de la Cúpula de la Bomba Atómica
Cúpula de la Bomba Atómica
Cúpula de la Bomba Atómica

Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima

A pocos metros se encuentra el Museo de la Paz, uno de los más impactantes de Japón. La visita comienza con una introducción al contexto histórico, mostrando cómo era la ciudad antes del bombardeo. Las salas principales muestran objetos de la época, fotografías y testimonios de los supervivientes. La última parte del museo está dedicada al movimiento global por la paz y el desarme nuclear.

La verdad, es un lugar difícil de recorrer. Pero también necesario para entender lo que ocurrió y por qué Hiroshima se ha convertido en un símbolo de paz.

Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima
Museo Conmemorativo de la Paz de Hiroshima
Llama de la paz
Llama de la paz

Llama de la Paz y Monumento a la Paz de los Niños

Al salir del museo, el camino conduce a la Llama de la Paz, una llama encendida en 1964 que seguirá ardiendo hasta que desaparezcan todas las armas nucleares del mundo.

Cerca de allí está el Monumento a la Paz de los Niños, dedicado a Sadako Sasaki, una niña que desarrolló leucemia años después de la explosión. Su historia se hizo mundialmente conocida porque intentó hacer mil grullas de papel con la esperanza de curarse. Hoy, miles de grullas enviadas por niños de todo el mundo adornan el monumento como símbolo de esperanza.

Monumento a la paz de los niños
Monumento a la paz de los niños
Grullas de papel en el monumento a la paz de los niños
Grullas de papel en el monumento a la paz de los niños

Puente Aioi

Desde el monumento de Sadako, el recorrido sigue hasta el Puente Aioi, un puente con forma de "T" que los pilotos estadounidenses usaron como referencia para lanzar la bomba. En su momento, era un punto estratégico de la ciudad, y por eso se convirtió en el blanco del ataque. Aunque el puente original fue destruido, el actual conserva su forma histórica.

Castillo de Hiroshima

Después de la visita al Parque de la Paz, es un buen momento para descubrir la Hiroshima de antes de la guerra. A menos de quince minutos a pie se encuentra el Castillo de Hiroshima, una reconstrucción de la fortaleza original que fue completamente destruida en 1945.

El castillo data del siglo XVI y fue la residencia de los señores feudales de la región. En su interior alberga un museo sobre la historia de los castillos japoneses y la vida de los samuráis. Desde la torre principal se obtiene una gran vista de la ciudad

Castillo de Hiroshima en primavera
Castillo de Hiroshima en primavera
Torre del castillo de Hiroshima
Torre del castillo de Hiroshima

Jardines Shukkeien

Si el tiempo lo permite, un buen lugar para descansar es el Jardín Shukkeien, a solo unos minutos del castillo. Este jardín fue diseñado en el siglo XVII como un espacio de relajación para los señores feudales, con estanques, pequeñas islas y senderos rodeados de árboles. Hay una casa de té donde se puede probar un té matcha con dulces japoneses, ideal para hacer una pausa antes de continuar el recorrido.

Paisaje otoñal en Shukkeien
Paisaje otoñal en Shukkeien
Jardín Shukkeien
Jardín Shukkeien

Calle Comercial Hondori

Después de una mañana intensa recorriendo la historia de la ciudad, la tarde puede dedicarse a explorar zonas más modernas. La Calle Comercial Hondori es una calle techada con tiendas de moda, cafeterías y restaurantes. Es un buen lugar para comprar souvenirs o probar algún dulce típico japonés.

Probar okonomiyaki

El mejor lugar para degustarlo es Okonomimura, un edificio lleno de pequeños restaurantes especializados en okonomiyaki donde los chefs lo cocinan en planchas frente a los clientes. Algunas de las opciones más recomendadas son Nagata-ya, cerca del Parque de la Paz, o Reichan, dentro de la estación de tren.

Después de la comida, es momento de continuar la excursión hacia Miyajima, un cambio total de ambiente. 

Okonomiyaki
Okonomiyaki
Okonomiyaki
Okonomiyaki

Miyajima: el torii flotante y la isla de los ciervos

Llega el momento de cambiar de escenario y sumergirse en uno de los lugares más espectaculares de Japón. Desde el momento en que el ferry se acerca a la costa y la silueta del torii flotante aparece en el horizonte, la sensación de estar en un lugar especial es inevitable.

Aquí, los templos se mezclan con la naturaleza, los ciervos pasean libremente entre los visitantes y cada rincón tiene algo que descubrir. El ritmo es diferente al de la ciudad, más pausado, con calles de madera donde se respira el aroma de las ostras a la parrilla y el sonido del agua golpeando el muelle.

Santuario de Itsukushima

Desde el muelle, un corto paseo lleva hasta el Santuario de Itsukushima, construido sobre pilares de madera. Al caminar por sus pasillos, se siente la conexión con el entorno natural, ya que el diseño permite que el agua del mar fluya bajo la estructura. La arquitectura está pensada para resistir las mareas cambiantes, y al visitarlo durante la marea alta la sensación de estar flotando es increíble.

Santuario de Itsukushima con la marea alta
Santuario de Itsukushima con la marea alta
Santuario de Itsukushima
Santuario de Itsukushima

El torii ¿al atardecer?

Para muchos viajeros, la mejor hora para visitar el torii es al atardecer. Cuando el sol comienza a bajar, la luz dorada resalta los colores del santuario y crea un reflejo espectacular en el agua. Si la visita se extiende hasta la noche, el torii iluminado es una vista completamente diferente y más tranquila que durante el día.

Torii de Miyajima
Torii de Miyajima
Gente paseando junto al torii con la marea baja
Gente paseando junto al torii con la marea baja

Subir al monte Misen

Desde el santuario, el camino hacia el Monte Misen puede hacerse de dos maneras: en teleférico o a pie. El teleférico de Miyajima lleva en unos 15 minutos hasta un punto cercano a la cima, mientras que la caminata, dependiendo del sendero elegido, puede durar entre 1 y 2 horas atravesando bosques y templos escondidos.

Teleférico de Miyajima
Teleférico de Miyajima
Cima del monte Misen
Cima del monte Misen

Templo Daishoin

Quienes eligen subir a pie pueden hacer una parada en el Templo Daisho-in, uno de los templos más importantes de la isla. Sus escaleras están decoradas con pequeños budas de piedra, y en su interior hay salas de oración y una hilera de ruedas de sutra que los visitantes giran para recibir buena fortuna.

Cima del Monte Misen

Al llegar a la cima, la vista del Mar Interior de Seto es impresionante. En días despejados, se pueden ver varias islas en el horizonte y, con suerte, incluso la ciudad de Hiroshima en la distancia. Cerca del mirador, se encuentra el Reikado, un templo donde arde una llama que lleva encendida más de 1.200 años y que se usó para encender la Llama de la Paz en Hiroshima.

Vistas desde la cima del monte Misen
Vistas desde la cima del monte Misen
Otro ángulo de las vistas desde el monte Misen
Otro ángulo de las vistas desde el monte Misen

Ciervos en libertad

Al regresar del Monte Misen, lo primero que sorprende al caminar por Miyajima es la presencia de ciervos en libertad. Aunque en el pasado se les podía alimentar, hoy está prohibido, pero siguen acercándose con curiosidad a los viajeros en busca de comida.

Un ciervo posa junto al torii de Miyajima
Un ciervo posa junto al torii de Miyajima
Las famosas ostras a la plancha de Miyajima
Las famosas ostras a la plancha de Miyajima

Puestos de ostras a la parrilla

Uno de los mayores atractivos gastronómicos de Miyajima son las ostras a la parrilla, que pueden probarse en pequeños puestos callejeros o en restaurantes especializados como Yakigaki no Hayashi. Se sirven con limón o salsa de soja, y son una de las delicias de la región.

Calle Omotesando

La calle Omotesando es el centro comercial de Miyajima, donde los viajeros pueden encontrar souvenirs, artesanía y productos locales. Aquí se venden momiji manju, unos pastelitos con forma de hoja de arce rellenos de anko, crema o chocolate, considerados el dulce típico de la isla.

Momiji manju
Momiji manju
Ostras servidas con cerveza
Ostras servidas con cerveza

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